Desde agosto del año pasado y hasta la fecha, Avianca ha reiterado de manera consistente su convicción que la mejor solución para los consumidores, para los empleados de Viva y para la conectividad aérea de Colombia es que se permita la integración de Viva con Avianca, estableciendo condicionamientos que logren un adecuado equilibrio entre asegurar la viabilidad de Viva en el largo plazo y salvaguardar la competencia en el mercado aéreo.
Ningún otro actor del mercado ha propuesto otra solución viable que permita que Viva siga operando, manteniendo su modelo de bajo costo y dando acceso al servicio de transporte aéreo a millones de colombianos.
Hoy han transcurrido ya más de dos meses desde que Viva dejó de operar, dos meses en que Viva ha perdido aviones, ha perdido empleados, y ha perdido capacidades. Durante este periodo, la capacidad del mercado se vio disminuida, aún más, por el cese de operaciones de otro actor -Ultra- dejando en evidencia la profundidad de la crisis del sector. Entre tanto, Avianca no ha podido avanzar con la integración solicitada, ya que:
El proceso, que suma casi nueve meses de estudio, debe ahora adicionar esta fase de recursos de apelación, haciendo cada vez menos viable el salvamento de la aerolínea Viva. Cada día que pasa en el proceso es un día menos para Viva, para sus trabajadores y para toda la cadena de valor asociada a su existencia. Existe cada vez un mayor riesgo de que los arrendadores retiren los pocos aviones que le quedan a la aerolínea, haciendo inviable su operación. Adicionalmente, se acerca el 9 de mayo, fecha en que Viva perderá la protección del proceso de recuperación empresarial que lleva en la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, haciendo imposible su rescate.
Durante todo este tiempo, Avianca ha mantenido su compromiso con el rescate de Viva - en la medida que sea viable- y con asegurar la estabilidad del sector aéreo, y lo ha demostrado al reubicar más de 140.000 usuarios afectados por las crisis tanto de Viva como de Ultra, la gran mayoría de estos sin costo.
Hoy, sin duda alguna, la celeridad en el actuar de las autoridades y la reconsideración de los condicionamientos inviables hasta ahora impuestos es indispensable para que pueda existir una solución que permita salvaguardar la existencia de lo que a hoy queda de la pionera del low-cost en Colombia.